Por Santiago Cárdenas M.

Cleõphüzz: Wizard of Phüzz

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Desde las afrancesadas tierras canadienses de Québec, llega a nuestros peruvianos -y desmundializados- oídos Cleõphüzz, una banda debutante que, pese a ello, rompe la mesa con un tremendo EP: «Wizard of Phüzz», un mini álbum que me ha dejado más que sorprendido, me ha marcado tanto que lo tengo como mi referente para ser parte de los mejores discos -sino el mejor- del presente año.

Alex Sabourin, el iniciador de la banda, nos menciona que esta nació de manera natural. Él venía cierto tiempo practicando solo algunos riffs en la guitarra, cuestión que quiso llevar un paso más allá, cuando es que empieza a jammear junto a Joseph Grenier, baterista actual del grupo, con la intención de añadir un poco más de sabor a lo que venía haciendo. Posteriormente se añadiría Joé Poitras -primo de Alex y primera guitarra del grupo-, quien vendrían a darles la señal de que era momento de empezar una banda: Cleõphüzz.

¿Y ese nombre?, me preguntarán. Obtuve una sencilla respuesta de la banda al respecto: es un nombre antiguo de nuestra región, «Cléophas», el cual hemos modificado para ser Cleofuzz, porque sencillamente nos gusta el fuzz.

Dentro de sus influencias encontramos como centrales, además del género rock en sí, a bandas como Black Sabbath, Kyuss y Fu Manchu -junto a otras más de la movida de stoner rock californiana. Sumados a estas, están también como parte de la figura mayor de inspiración de los canadienses agrupaciones como Samsara Blues Experiment, Naxatras, 1000mods, Sleep, entre otra más.

Sus melodías recorren el árido desierto del -evidentemente- fuzz rock a través de los caminos de una psicodelia groovy, mientras que un cósmico post-rock añade el paisaje de miles de galaxias  a la distancia dentro de este crisol de stoner rock elevado a la «n» potencia. Pero no se quedan únicamente en el espectro genérico de sus influencias musicales, sino que buscan añadir lo suyo, su toque personal, al ya extendidísimo mundo del stoner, mediante el uso de violonchelos y la creación de melodías abocadas a un desértico space rock instrumental.

Cuando, en una conversación internaútica –God bless Facebook-, le pregunto a Alex acerca de qué otras fuentes de inspiración tienen como banda -más allá de la música-, me responde, literalmente, lo siguiente: ¡La mamá de Joé!. Ella es una artista natural. Vive en una hermosa, muy espiritual y bien decorada casa. Ella hace música desde siempre y es muy inspiradora. Cada vez que improvisamos (en el cobertizo del patio trasero de la casa de la mamá de Joé) me siento muy tranquilo. Literalmente entramos en nuestra burbuja y creamos buena mierda. Por lo general, presionamos «grabar» en nuestra tarjeta de audio apenas ingresamos al cobertizo, y ya por la noche disfrutamos de lo que hemos tocado.

«Wizard of Phüzz» concibe, además, un panorama conceptual, donde el EP nos narra una historia mediante su música, letras e incluso, su portada. El disco, compuesto por cuatro temas, nos cuenta la historia de unos viajeros del desierto que ven una tormenta de arena (Sandstorm) aproximándose hacia ellos, de la cual logran salir, sedientos, teniendo por delante únicamente espejismos (Mirage). Hasta que se encuentran con Cleophuzz, la hechicera del phuzz, sentada, sola, en las dunas, agitándoles un peyote para que lo coman -tal cual la portada. Tras ingerirlo, empiezan a arder y a volar en el Ritual de la Media Luna (Half Moon Ritual). Después de una dura noche de viajes, la realidad contraataca y los regresa a su camino, un verdadero camino de la vergüenza (Walk of Shame).

«Wizard of Phüzz» abre con «Sandstorm»-por si no se ha hecho evidente ya-, un tema instrumental muy atmosférico abocado al stoner rock más mainstream -aunque con sus notas propias, de toques muy experimentales. «Mirage» aparece después, con una melodía más intensa, más blues, acompañada de una voz agresiva, que acentúa el lado más rock del álbum. «Half Moon Ritual» nos lleva por el lado más espiritual de la banda, mediante una guitarra lisérgica y percusión tribal -junto a apariciones del violonchelo-, nos transporta en un viaje interestelar de estética oriental de más de nueve minutos, suave, post rock, aunque intenso. El EP cierra con «Walk of Shame», una especie de tributo melódico al estilo rock de Palm Desert, muy bien logrado.

Valga añadir que la banda no cuenta con la presencia del bajo, instrumento que no se hace extrañar gracias al espléndido trabajo de las dos guitarras.

Mi cerebro ha volado. Puff.

 

Publicación: 30 de Marzo de 2018
Grabación: Studio Lachapelle
Estudios: Studio Lachapelle
Miembros: Alex Sabourin (segunda guitarra), Joé Poitras (primera guitarra, voz), Joseph Grenier (batería), Carolune Rondeau (Violonchelo, sitar, voz de acompañamiento)
Discográfica: KeepHope
Productor(es): Francois Lachapelle, Yannick St-Amand
Cover: Tessa Najjar
Ediciones: digital, CD

Editor y creador de Pentagramario. Melómano por convicción. Amante del sci-fi y el prog. Miembro de The Temple of Hiram. Ex estudiante de redacción. Autodidacta, aprendí lo que sé de tres maneras: leyendo, leyendo y leyendo. https://about.me/sjcm94

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