Por Santiago Cárdenas M.

Aathma: Avesta, sludge/doom desde Madrid

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Alma, eso es lo que significa el nombre -en lenguaje hindi- de la banda madrileña de sludge/doom Aathma, banda que, en Enero de este año, lanzó su tercer larga duración: «Avesta».

Influenciados por bandas como Neurosis o Danzig, Aathma aplica la agresividad del sludge en asociación con la densidad y limpieza vocal típicas del doom, cosa que los convierte en parte de esos pocos grupos que me han impactado este año. Y no es porque hayan descubierto la pólvora, sino más bien porque han sabido jugar bien con aquellos elementos ya establecidos que asocian los géneros que exploran, reflotando el valor del sonido underground a manera de bandas como Mastodon, cuyo sonido siento muy asociado a esta producción hispana. Y no es para menos, Aathma -al igual que Mastodon- aplica la riqueza que otorga el conocimiento técnico respecto a los instrumentos que utiliza para crear una atmósfera densa y un sonido pesado que no son para nada gratuitos.

Tengo mis críticas -constructivas, evidentemente-, pero no he dejado de disfrutar profundamente de «Avesta». Valga el remarcar que he estado una semana entera escuchándolo sin parar, porque realmente vale más que la pena.

Compuesto de seis temas, este álbum debe su nombre a una colección de textos sagrados de la antigua Persia, pertenecientes a la religión zoroastriana y redactadas en avéstico -una de las más antiguas lenguas de la familia indoeuropea-. Luego de la wikipédica explicación, debo añadir lo anotado por la banda con respecto al contenido de su «Avesta». Y es el echo de que cada canción recrea un rito o el culto a un elemento natural o deidad. «Mah», la luna. «Mithra», dios solar. «Atash», el gran fuego. «Ken Za», exorcismo. «Hvare», el sol. «Aban», las aguas.

«Mah», la luna, apertura el disco con una guitarra distorsionada, lejana, triste. Nos atrapa en medio de ese gris melancolía, nos lleva por entre místicos bosques bañados por la noche… para luego sumergirnos en medio de un ritual brutal, ceremonial de fuego. La batería y el bajo ahora acompañan a la acelerada guitarra. Efectos y distorsión por todos lados, nos están atacando directo al alma. El sludge ha ha llegado. Es desde este punto, arrancando apenas, que encuentro esa sensación que hizo que conectara con bandas como Mastodon. Una voz agresiva nos sorprende en el momento en que, nuevamente, «Mah» se desacelera para estacionarse en el tempo en el que se mantendrá constante, sludge remojado en doom. Luego de la inicial agresividad vocal -propia del género-, la versátil voz de Juan Domínguez -vocalista/guitarrista- se suaviza, acercándose a un estilo más doom, donde la voz melancoliza la poderosa melodía. Mi única crítica va a los momentos en que la voz se pone violenta, siento que es muy limpia, me hubiese gustado que fuese algo más áspera y aguardientosa. «Mah» hizo que, instantáneamente, me conectara con el álbum que la acobija.

Doom. Doom es lo que nos apertura la puerta a los pasillos de «Mithra», doom que luego se transforma a un estilo más alternativo que, dentro de los ocho minutos que dura, sabe explorar muy bien los caminos que este género apertura, caminos que se acercan muy tentadoramente al stoner rock.

«Atash» nos acerca más a la progresividad, doom metal que visita los dominios del prog más colérico. Al igual que en los temas que lo preceden -y que el resto del disco, valgan verdades-, esta canción se caracteriza por el poder del bajo. Un bajo marcado y lleno de groove, que me recuerda a bandas como Opeth o Dream Theater.

«Kenza», un instrumental donde reina la guitarra distorsionada, que a la mitad se cubre de sludge, para cerrar finalmente en una experimentalidad interesante. Una especie de interludio más que bienvenido, ya que abre las puertas al cierre de «Avesta», donde el disco se pone algo más «suave».

Vuelve el groove y el bajo poderoso en «Hivare», que regresa a la receta de la variabilidad de tempos con la que arranca el disco. Un interesante tema de voces limpias, acentuaciones bien marcadas y un saludo al stoner rock más clásico.

Doce minutos son los que nos despiden de este discazo. «Aban» nos recuerda que el doom es el camino, la verdad y la luz. Bandas como Trouble aparecen ante mis oídos mientras este tema avanza, lentamente, consumiéndome por dentro. Cual aguas frente a la luna, «Aban» viene y va, exhibiéndonos toda la capacidad técnica de este trío español. El bajo de Mario González brutaliza nuestro cerebro mientras la batería de Alejandro Porras nos patea directo en el tímpano y la guitarra de Domínguez nos hipnotiza con sus ires y venires. De suave a duro, de calmo a violento, así es «Aban», que nos dice adiós con toda la carga de densa oscuridad que este álbum posee.

A cada nueva escucha, «Avesta» no deja de sorprenderme.

Brutal.

Publicación: 20 de Enero de 2017
Grabación: Estudio 1 – grabación en vivo
Estudios: Sadman Studios
Miembros: Dolmo, Juan Domínguez, Mario González, Alejandro Porras
Discográfica: Underground Legends Records, Sacramento Records, Odio Sonoro, Cosmic Tentacles, The Braves Records, Lengua Armada, VZQ, Avestan Scriptures, Aladeriva Records, Violence in the Veins
Productor(es): Carlos Santos, James Plotkin
Cover: Robert Hernández
Ediciones: digital, CD

Editor y creador de Pentagramario. Melómano por convicción. Amante del sci-fi y el prog. Miembro de The Temple of Hiram. Ex estudiante de redacción. Autodidacta, aprendí lo que sé de tres maneras: leyendo, leyendo y leyendo. https://about.me/sjcm94

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